lunes, 17 de septiembre de 2012

El tiempo no se elige, el tiempo no se decide.




Quizás son mis memorias, los únicos testigos que me recuerdan que tan rápido pasó el tiempo. Acaso no fue ayer, cuando jugaba en la vereda? Acaso no fue ayer, cuando un helado era la felicidad misma? Quiero saber a donde van esos recuerdos felices del ayer, cuando todo era fácil. Cuando todo era luz.
Los cambios fueron repentinos, no me dejaron acostumbrarme a las nuevas sombras y luces. A veces, solo a veces, me gustaría olvidarme de todos los recuerdos nostálgicos para poder avanzar sin mirar atrás, sin detenerme a observar como se fueron los años.
Ahora que me encuentro en el ocaso de mi vida, me gustaría caminar una vez mas por sus senderos, que solo van en un sentido. Me gustaría haber dado ese beso, quedarme esa noche, haber disfrutado ese verano. A esta edad, lo mas doloroso son los arrepentimientos, los proyectos inconclusos, las ilusiones de la infancia.
A pesar de todo, agradezco. Agradezco a la naturaleza por hacerme su hijo, agradezco al mundo por haberme dejado vivir en él, agradezco al sol por salir cada mañana.
Agradezco a la vida.
En un punto en el que todo tiene y no tiene sentido a la vez y donde ya es tarde para la mayoría de las cosas, puedo decir con mucha seguridad que, a pesar de todas las sombras, todo valió la pena, absolutamente todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario