martes, 11 de septiembre de 2012

Desolado


El cielo, la bruma, el gris, el vacío, el viento y la eternidad.
El manto que cubre los dados que marcan las huellas de inmensidad.
Los días, los años, los meses, los tiempos deshechos en que acaricio
los surcos de tu persona, tus claros nombres como ficticios.
Y es todo que dice algo, que tiene poco, que quiere nada.
Y es bueno que pasajeros como dos ojos hagan mirada
las notas que inventamos para vivirnos, ensangrentadas.
Que el velo se hace de mármol y no del hierro de las palabras.

Los buenos, los malos, los otros, nosotros diciendo caducas cosas.
Las veces que descontadas eran las manos de olor a rosa.
Me pienso, me nutro, me digo, me visto de piel, brazos, voz y pelo.
Ansío que la respuesta se haga de nieve o de sol primero.
Todos los nuevos cristales mostrando el cruce que ya no veo
de los misterios de nuevo, de tu silencio, vivo e inmerso.
Hay veces que en cada vuelta encuentro distintas las mismas voces
 Y luego si se repiten veo que tenían variados roces.

Que un viento detenga todo, que sea desbocado y sediento.
Que el grito desgarre al verso y desgarre el cuerpo, es lo que quiero.
Que los colmillos me claven y me hagan lúcido en el infierno.
Que tenga dedos para rasgar las hermosas líneas que invento.
A veces tengo tanta frustración que me pregunto quién era
Aquella persona que reía y sostenía nociones bellas.
Si a todo lo que hube amado aún le faltara un halo de muerte
Tendría que volver a atar los delirios, que este es hoy mi presente.

1 comentario:

  1. Cada palabra transmite una fuerza abrumadora y transforma a quien se abre a escucharla. Si supiste "reír y sostener nociones bellas", eso está en vos, habrá que darle permiso para volver.

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