Entre el espacio de dos hojas verdes, casi trasparentadas por la
luz del sol, se encuentra una gota. Esta gota se mantiene entera sólo por una
fina capa delimitadora. Adentro, está el líquido versátil que llena el vacío y
hace que el mundo sea sólo eso: una miniatura móvil que puede equipararse con
la inmensidad del cosmos si se analiza punto por punto. Y afuera, un exterior
de aire que completa lo desconocido, pero que en algún lugar puede ser
encapsulado del mismo modo y reducido a una imagen manipulable y tangible, como
puede serlo una frágil gota refractadora de luminosidad en medio de dos verdes
hojas contenedoras.
En el interior de este universo-gota existe una creación que
avanza en tiempo y espacio, paralelamente a la realidad de afuera, es decir, la
sostenida por aire. La creación en este universo también llegó a un momento
máximo de complejidad y funciona casi mecánicamente, por inercia, creando y
destruyendo, apareciendo y desapareciendo. La gota posee ciudades, ríos,
bosques, continentes, sociedades y tecnologías. Y también posee miedos,
prejuicios, bondades, pensamientos y olvidos. Algunos dirían que tiene todo lo
que está afuera, pero mojado. Otros dirían que es el adentro lo que importa y
que, de no compararse, se podría considerar como perfectamente seco, ya que las
cosas fluyen en él olvidándose del peso del agua, y es sabido que al olvidarse
de algo, termina esto por desaparecer, como una conciencia liberada de una
culpa desalentadora.
Lo increíble de todo esto es que las dos realidades confluyentes
podrían considerarse al fin y al cabo más que como similares, casi como
idénticas, habiendo visto que ni su tamaño podría diferenciarlas, dependiendo
del ángulo y la escala en que se la analizara. Así podría decirse que dentro de
un universo, fluye el mismo universo, mimetizado en cualquier forma existente,
pero que fluye al fin: existe y avanza; y que perfectamente dentro de la gota
podría haber otra gota, millones más, que refracten desde la luminosidad
conocida nuevos universos entendibles.
Sin embargo, esta continuidad cíclica, esta cualidad de círculo se
pierde en una fracción de tiempo cuando, casi de forma imperceptible, se abre
la gota, destruyéndose su fina capa delimitadora, invadiéndose su mojado
universo de vacío.
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