jueves, 30 de mayo de 2013

Corto Abuela Grillo

¡Buenas! Quería compartir algo que me gustó mucho en internet. Un corto, sobre la Pachamama, parece, o una viejita que canta y hace que llueva. Bueno, mirenlón, es muy lindo. 
El corto está basado en un mito, una leyenda, y fue realizado por una fusión de bolivianos y franceses. Además colaboran otras personas de distintas nacionalidades en la música y otros detalles.  A ver...





Cuando la palabra no es

Cuando la palabra es dicha, cuando se la suspira, o se la escupe, cuando la respuesta no existe, y solo existe la palabra, que sin respuesta tampoco existe; cuando la palabra no resuelve nada: no es.
La palabra no es.

Cuando miro el espejo y le susurro la palabra, que no dice nada, no emite sonido, no explica ni describe, no agita sensaciones, no provoca amores; cuando no resuelve nada: no es.
La palabra no es.

Cuando me vuelvo loco y marco las líneas con decisión, con catársis, con ira artística. Cuando las líneas de la palabra no son suaves, sino negras, oscuras, delineadas y profundas. Cuando la palabra indica desquicio, caos. Cuando la palabra no da calma, no tranquiliza, no estanca la laguna; cuando no resuelve nada: no es.

La palabra no es.

Y ahora, ahora que mastico la palabra y la hago goma, ahora que la extirpo de mi cerebro para lanzarla al vacío del exterior, ahora que la palabra es pronunciada y se lleva, junto con el sonido, un pedazo de mí mismo, un profundo secreto, o un terror de esos que muerden los talones, o un último vestigio de posibilidad; ahora, cuando la palabra no rebota en otros labios y no atraviesa las carnes y venas de los cuerpos desnudos, ahora, cuando no arriba, ni echa sus anclas, ni toca la piel, no deposita su carga tampoco y entonces no resuelve nada, no es.

La palabra no es.

domingo, 26 de mayo de 2013

El mito

Si solamente está esa luz ahí, brillante y atractiva. Casi seductora te diría. Solamente esa luz, bañando lo opaco de esta antesala, de esta habitación, no sé bien qué es. Debo estar aturdido, pero lo cierto es que sólo existe esa luz que infinitamente existe, independiente de problemas de vista, de tiempo y de espacio.
Y aunque es una bella luz, no te confundas, querido Minotauro. Vos aprendiste a sentarte en el centro del laberinto a esperar que las oscuridades te escupieran carne joven, pero amigo, escuchame. Esta piedra fría sobre la que posás, no es más que el espejo del cielo, y en su superficie se refractan impresionantes las mil y una estrellas que ves. 
Minotauro, estás acá encerrado, perdido en tu propio laberinto, piso de arena, paredes de piedra, techo de cielo, gastando el tiempo pensando. Pensando en qué vendrá a desafiarte del otro lado, esperando al contendiente que se las ingenie para esquivar tus cuernos y darte la gracia de la muerte que tanto anhelás. Porque te aburriste de vivir en el laberinto devorando jóvenes atenienses. Y quién soy yo para decirte, no, no te mates, no te entregues a tu verdugo, no te dejes vencer por Teseo y sus armas: el hilo, la espada. Nadie, pero en cambio te susurro: no, mejor tomá la mano que te tiendo, deslicémonos por los muros de tu casa y observemos las constelaciones, mientras nuestras piernas cuelgan inertes sobre el universo entero. Y esa luz, que no sé de donde proviene, pero es hermosa y cálida y abarca todo, sigue absorbiendo mi atención; y quizás, tal vez, me  hace pensar mucho más de lo que me gustaría.
Quizás, Minotauro, ya no estemos acá vivos, en tu laberinto, quizás seamos leyenda que los niños leerán cuando hayan pasado mil años.

jueves, 23 de mayo de 2013

La no-teoría

No soy una planta, pero aprendí a guiarme por instintos. Sigo esa luz que a muchos se les aparece: es mi alimento, mi humedad y materia.
Y aunque no hay teorías que expliquen mi ser, esa anónima conexión entre uno y cada célula de sí mismo, fuera de un mero hecho biológico, estoy satisfecho. Supongo que me parece bien que así sea; las teorías tienden a encasillar, a ser absolutistas. No entienden de desbordes y desquicios. Las patrañas que gritan unos incultos al calor de su fogata, inundados de locura, contienen tanta poesía, tanta dulce vida que los inadaptados demuestran ser felices. Sin tanta formalidad... entonces, ¿para qué?
Si al fin y al cabo, lo verdadero es lo que arde profundo dentro. Sólo eso.

sábado, 18 de mayo de 2013

Cantar de amor y de furia


I

Les canto.

Les quiero cantar a todos.
Hoy me levanto
y borro los contornos
de todos
de ustedes
de mí
de mis ojos 
de las horas
de la lluvia
de la risa
de la tibia piel

Nos diluyo, nos extraigo

nos mezclo
a todos, que ni uno solo quede entero
que ni uno solo sea unidad
que ni el más alejado ser se crea único
sino Todo
que se crea Todo, o Nosotros
que los montes abracen las praderas
y los árboles a los océanos
que los hielos árticos besen
los calores tropicales
que la tormenta se mezcle con la tierra
y nuestras manos acaricien otros lares

¡Y que ni uno solo sea unidad!

Oh, que ninguno escape
de la bella comunión
de la indómita unión
de la adrenalina de estar cerca
de la pasión del abrazo
que las almas, les digo
¡Que las almas se copulen!
¡Que engendren juntas la canción!
Que las melodías sangrantes
de nuestras venas
nuestras poderosas venas se entrelacen
que vomiten a borbotones
melodías y armonías
contrapuntos y voces corales

II

¡Que se condene al solitario!

Que el que abandone el abrazo
sea enterrado en el puro olvido
que la miseria de su egoísmo
la asquerosidad de su rechazo
la desidia de su trato
sea escupida por amantes y discípulos
por niños
por ancianos
por los árboles mismos
alzados en sus raíces
que los árboles los persigan 
a todos, y los aprisionen
que los poderosos troncos los encierren
a todos
a los solitarios
a los oportunistas
a los torturadores
a los que gritan guerras
a los que las obedecen
a los que especulan
a los que derrochan
a los que aclaman dictadores
¡Que todos y cada uno, oh
uno por uno, la totalidad de esas escorias
que todos, les digo, que todos caigan barridos!
Por nuestra furia, como hojarasca
ocre y parda, rojiza y naranja

¡Que los enloquezcan los dioses del Olimpo!

Y sus poderosos animales mitológicos
que abandonen las leyendas
e iracundos irrumpan en nuestras tierras
Todos, y cada uno
Los orgullosos centauros.
Los torpes cíclopes.
Los temidos titanes.
Los gloriosos héroes de antaño.
Las dulces y sensuales ninfas.
Las peligrosas sirenas.
La sexual Afrodita
La inteligente Atenea
El magnánimo Zeus
Y todos los otros
los famosos y los que no también
¡A todos, les digo, que se alcen! 
¡Rompan las cadenas de la mitología!
¡Háganse de realidad!
¡Demuelan el mito y persigan al solitario!

III

A ti, solitario, a tí que huyes de la unión

a tí, que solo te importan tus ojos
y no lo que ellos ven
a tí, que no aprendiste a amar
al distinto
al libre
al mendigo y al niño
a la embarazada
a los inválidos
a los heridos de guerra
a los de pieles diferentes
a los de casas desvencijadas
a los de gloriosas mansiones
a los que fueron torturados
a los que no también
a los abandonados
a los que son por siempre discriminados
a ti te digo, 
oh, solitario
que en tu tumba 
te pudrirás
solo
sin amigos
sin familia
sin historias que contar
sin sabiduría
solo
y olvidado
enterrado en el peso de tu excremento
aprisionado
apergaminado 
sin memoria 
ni sentido
sin amor ni lágrimas derramadas
sin escrúpulos
sin conmoverte
sin pasión

IV

Y nosotros, en tanto

a ustedes, a mí
a los que les canto
por el abrazo
por el amor que les tengo
a los seres hermanos
a los que son amigos
y no tanto
a los que siento con la yema de mis dedos
a los que miran los ocasos
a ustedes, hermosos humanos
le canto hoy
cuando me levanto
entre la niebla y las brisas
les canto mi amor
mi abrazo 
mi eterna unión.
Y es que mi canto
no es otro
que el canto
de los que lloran despacio
cuando termina su canto.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Villa La Angostura

Unas fotos del pueblito que nos vio nacer y crecer, reír, jugar a los indios, a la pelota, nadar, llorar, estallar de gusto ante sus bellezas naturales, ser feliz y triste, ser humano y dios, inmortal y perenne, ser la estrella en el cielo y mil estrellas más dibujando constelaciones, ser noche y día, y fogón nocturno en el lago oscuro y gota clara de arroyo diáfano. Un año más de civilización para esta tierra madre.










martes, 14 de mayo de 2013

Ojos húmedos

Me gusta cuando llueve, porque no se nota que llueve. 
¡Hermosa la bruma! Que oculta a la bruma.
Es esa tristeza que mata al triste.
Solo nace el ser reidor y la risa florece de la panza.
Me gusta cuando lloro porque entonces no se nota que llueve.
¿O era al revés? De nuevo.
Me gusta que llueva, así no lloro. O así no se nota. No, no. Me gusta que llueva para que si lloro, seamos lluvia con bruma, que disipa al triste para que nazca el reidor. 
No sé.

El libro de los abrazos (Eduardo Galeano)

Les dejo un link para que puedan descargar este hermoso libro, lleno de poesía, de belleza literaria e histórica. No está muy bueno leer libros en la compu, pero hay veces que no queda otra ($) entonces mejor que no leerlos, es leerlos en formato digital... así que aquí está, que lo dsifruten.

http://www.mediafire.com/?atwb6iaik4zd140

jueves, 9 de mayo de 2013

El oído nunca muerto


Entré al aula de música entre resignado y aburrido. Después de quince años de laburo, no es fácil disfrutar de las mismas piezas musicales una y otra vez. Sin embargo ese día mis estudiantes, según el programa, tenían que analizar una obra que jamás me canso de escuchar. Ese pensamiento me cambió un poco el humor y saludé con una sonrisa tranquila a los chicos. Después de unos minutos de charla, puse a funcionar el equipo. 
Las gloriosas notas del 1° Movimiento de la 5° Sinfonía de Beethoven escapaban de los parlantes. Mis alumnos escuchaban atentamente, siguiendo los tiempos con invisibles batutas, anotando instrumentos, formas musicales y otros aspectos relativos a la clase de apreciación musical. Yo movía disimuladamente los pies al compás de la Sinfonía, sintiendo a mi cuerpo entrar en trance con los motivos musicales y ser sometido por ese arte de siglos pasados.
Finalmente terminó de sonar el Movimiento y el silencio delató un sonido impensado. La clase entera apuntó su mirada hacia un compañero que calladamente, como escondiéndose y con los ojos muy apretados, dejaba escapar un hilo convulso de aire y algunas lágrimas, conmovido por la expresividad de Beethoven. Cuando se dio cuenta que todos lo observaban, se volvió hacia mí con sus ojos oscuros muy húmedos y enrojecidos, y aun llorando decretó:
- Menos mal. Menos mal que era sordo.

lunes, 6 de mayo de 2013

Vuelo

Vuelo. Vuelo tan alto. Mis alas se abren y vuelo y vuelo más hacia el sol. Esquivo las nubes y mis plumas se peinan. El viento me roza tan dulcemente. Desde aquí arriba puedo contemplar hasta la curva del planeta. Tan lejos está todo, y tan cerca estoy del cielo. Tan cerca del universo. Allá arriba veo la paz. Arriba y arriba, más arriba. La puedo alcanzar si sigo avanzando. Todo se muestra tan hermoso. Veo los astros, los meteoritos, la luna. Volaré, más allá del sol, porque sé que allá, más allá está el lugar que me espera. Mi edén. Mi paraíso eterno. Todo el arte que yo quiero y todas las cosas que yo amo. Colores y sensaciones, sabores y placeres que duran para siempre. Hacia allá voy; ya mis alas no se cansan. Aún falta un poco más. Un poco más para llegar. No importa que se haga cada vez más lento mi vuelo. No importa si parece que ya no avanzo. ¡Ah! me duelen tanto mis plumas. Ya no veo la dirección. Pero tengo que seguir, tengo que seguir. No importa que en el espacio no encuentre aire. No, no importa. Porque yo llegaré. Yo seguiré batiendo mis alas. Aunque no recuerdo para qué. Ya no recuerdo.

El descubrimiento de un filósofo (o La Pregunta sin Respuesta)

La Pregunta me volvía loco. Por las noches apenas conseguía dormir, y cuando lo hacía soñaba con la incógnita. Las horas que pasaba despierto, las desperdiciaba desarrollando Teoremas y deduciendo otras Verdades, que me llevaran a la Respuesta. Montañas de papiros se amontonaban a mis pies y en cada rincón de mi residencia. Los esclavos se consternaban a la vista de tanto papel perdido.
Mis discípulos intentaban aliviar mi dura búsqueda ayudándome, pero los pobres bobos no podían ni acercarse a la Respuesta, a la cual ni siquiera yo y toda mi Filosofía habíamos podido rozar. La Pregunta que me laceraba por dentro parecía a primera vista muy sencilla, pero no lo era. Lo que me tenía así de ausente era la incógnita: cuando nuestros cuerpos están enteramente sumergidos en el agua, todas y cada una de sus partes, toda la superficie absoluta del cuerpo rodeado en todos sus rincones por agua, entonces, ¿está mojado?

Hasta que un día, desquiciado, ideé el experimento que me daría la Respuesta, tan anhelada. En la más absoluta soledad, para que nadie pudiera apropiarse del conocimiento que habría de aflorar, llené una tina con agua. Llamativamente transparente era el agua, como nunca antes yo la había observado. A continuación até en mi muñeca una cinta tejida con una tela especial, la cual en agua se hinchaba por la absorción y duraba varias horas, pero si en cambio se la dejaba secar más del tiempo aconsejable, se deshacía en largas hilachas. Hice un gran nudo fuertemente apretado y me sumergí en la tina. Aguanté tanto como pude y después salí. Observé mi muñeca y alarmado comprobé que no estaba la cinta. Ni en hilachas, ni tampoco hinchada por el agua. Desaparecida. 
Fue en ese momento, mientras me disipaba, que comprendí: el agua no era otra cosa que el más fino ácido que jamás se haya fabricado, y yo no era otra cosa que un recuerdo.

viernes, 3 de mayo de 2013

Feliz

Soy feliz. En este momento. Porque me doy cuenta de que tengo todo lo que quiero. Y lo que no, lo puedo conseguir. Soy feliz porque recuerdo un aroma de una torta cocinándose. Porque escucho una melodía que se dibuja y se hace tan difícil de aferrar, mas por eso tan hermosa. Soy feliz porque veo las gotas de la lluvia y me imagino que rebotan en el pasto refractando miles de universos. Y me imagino que para las hormigas se deben formar lagos en minutos. Soy feliz porque puedo avanzar y tropezarme y correr de nuevo y reírme. Y soy feliz porque puedo llorar y sacar luz de la angustia. Soy feliz porque puedo crear lo que quiera. Tomo  lo que creo como si agarrara caramelos de colores de una bolsa. Porque ya creé mucho y me reinventé y conseguí rozar mi esencia. Y soy feliz porque todavía no creé todo y nunca lo voy a hacer. Soy feliz porque en la creatividad encuentro infinitas posibilidades. Y todas me proveen de un distinto sabor. Único y certero. Soy feliz porque me encuentro solo y puedo escribir lo que pienso. Y soy feliz porque tengo temores: ellos me recuerdan por lo que debo luchar. Soy feliz pensando música, pensando momentos, situaciones, pensando recuerdos, inventándolos tal vez, no lo sé. Soy feliz por unos segundos y luego se me pasa un poco. Pero no me preocupo, porque volverá. Soy feliz porque algún día voy a dejar este mundo y voy a ser un tordo y voy a volar por donde me guste; o voy a ser una nutria y voy a nadar por los ríos esquivando rocas. Soy feliz porque puedo disfrutar de este momento que se pasa y que es único. Nunca se va a repetir. Y lejos de todo lugar común, soy feliz porque encuentro el amor en todos lados, cuando lo encuentro en mí. Soy feliz porque no soy común ni normal, y soy valioso por toda la belleza que contengo.

jueves, 2 de mayo de 2013

Incendio


Lloro sal,
Lamiendo las lágrimas del río.

Crepitantes hojas.
El fuego devora ausencia.
Tallos de mí,
Los frutos estallan carmesí.
Sangre tuya.

Agita las olas del mar,
Viento del sur,
Remolineando figuras sobre la sien
Pateo, escucho. Río.

Borbotones. Carcajadas. Espasmos dolorosos.
Piel tibia, jirones grises.
Quema la sinfonía y la obra.

Y ahora
¡Incendio!

Se marchita tu luz.
Apágalo, agua.
Brota de tu naciente, fluye.