jueves, 30 de noviembre de 2017

Aspas de nube

Aquí ando una vez más. Expresando lo que siento. Diciendole al mundo que no, que no voy a empezar. Empezar a salir. A hacerme de incienso. De fuego que quema suave y te deja explorar. Y explotar el monte si acaso. Tenés razón al verme sombrío. Que lo que pesa no es la nada. Sino que nada tenga peso. Y el temor acaso es eso. Seno de la noche que me arropa único. Vuelto sombra de delirio. Hecho de pasto o terror al menos.
Baguala de los desanimados. Vengador de los tiempos remotos. En que un ave tenía escamas. Y los rostros al fin eran otros. Te veían pero no preguntaban. No decían que no, no decían si quiera. Que el tiempo se vuelve fugaz, cuando lo atraviesa una quimera.

La respuesta venerada hecha trizas. La pregunta dando rienda suelta al fango. En el que se mueven los grandes cimientos. De este basto hechizo de daño. Tengo tiempo pero no tengo viento, para mover mis aspas de nube. Entre tanto el cielo se vuelva gris; voy a seguir sacandole chispa al querube.  

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