jueves, 22 de octubre de 2015

Salirme

Cuando no me dejo salir de mí,
salirme a mí
canto preguntándome la vida
al menos esa persistencia
que es mi voz,
que yo soy en ésa: mi voz.
Canto y soy libre de mí
unos segundos -los necesarios-
para quererme otra vez
como si ese ratito de paseo
en mi voz por ahí
me hiciera extrañarme
quedamente
como dulce olor a jacarandá
callecitas de lila furioso
contraste en ese gris metálico
de tormenta veraniega
que siempre que llega
se posa sobre mí
haciéndome salirme,
salirme de mí
que es como irse de viaje
pero sin saber del retorno
que se hace misterio
o interrogación
donde no hay respuestas
quizás, tal vez
sólo suposiciones
y los ojos se me vuelven
color de la mar
en día de tormenta veraniega
plomiza, pesada, divinamente gris
como besos de agüita
de mis ojos ausentes
de mí.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Pesimismo

Me está atrapando un profundo pesimismo del cual no puedo salir.
Siempre me consideré una persona optimista. Siempre traté de ver lo bueno en todo. Todo es por algún motivo y siempre va a llevar a un mejor resultado. Todo cambio es positivo y necesario. El cambio es revolución, también es confrontación. Si no hay conflicto, no hay cambio. Entonces del dolor sacamos lo bueno. Eso está claro. Entonces, ¿de dónde viene el pesimismo?
Siento que viene de aquellas cosas que no podemos explicar. O controlar. De aquellas cosas que no podemos controlar. Yo puedo controlar mi vida, y eso lo tengo muy claro. Ahora; no puedo controlar la vida de los demás. No puedo obligar a nadie a hacer lo que YO creo que le va a hacer bien, porque no dejo de ser YO el de la percepción. Entonces no puedo obligar a la gente a estar bien. En eso me siento impotente, pero es bastante lógico, ¿no es cierto?
También siento que de alguna manera ese algo que me sale por percibir lo que le haría bien al otro, casi de manera natural es algo fuerte. Que no tengo que dejar ir. Es como si fuera un don. Algo como un poder.
¿Y si todos los supuestos superpoderes que dicen tener los humanos los tenemos todos sin darnos cuenta, solo que no los manifestamos o interpretamos como tales? Telepatía1 , precognición, control mental de terceros, experiencias extracorpóreas, clarividencia. Todo. Todo eso existe en nosotros mismos. Algunos lo usan más otros menos. Pero está. De hecho muchos lo usan sin darse cuenta, a veces con resultados que pueden llegar a ser catastróficos para sí mismos. Por ejemplo, yo no paro de pensar que me va a robar alguien en la calle porque veo esa información en todos los medios de comunicación y efectivamente termina sucediendo que me roban en la calle. Pero yo me predispuse a eso previamente. La Ley de Atracción. En lo personal, en mi familia nunca estuvo muy instaurada la idea del robo. Tampoco estuvo para nada instaurada la sobreinformación mediática, eso está claro. Ahora, lo puedo agradecer. Porque puedo darme cuenta de muchas cosas que me obligan a reflexionar. Puedo ver muchas cosas que muchas otras personas no ven. Porque no quieren, porque no pueden. Pero están. Están ahí.
De ahí viene tal vez mi pesimismo. Si soy omnipotente y superpoderoso puedo controlar todo. TODO. Pero no. No es así. Los humanos no podemos controlar todo a nuestro alrededor. Los humanos sólo podemos controlar una parte. La parte más pequeña. Allegada a nosotros mismos. NUESTRA vida, NUESTRA realidad. No puedo dejar de ver las cosas que están mal en nosotros mismos como humanidad. No puedo dejar de verlas. Los que no estén cerca mío me empezaran a decir que estoy loco. Pero no. Yo sé que no estoy loco. Y se que es muy claro lo que digo, y lo que siento.
Siento miedo, un miedo claro y transparente, un miedo puro, profundamente humano que tenemos todos. Siento miedo por no poder entender las cosas, por no poder explicar todo, y por no poder evitar buscarle una explicación racional. Bueno está claro. En “algo” hay que creer. Cuánto más fácil la tiene la gente que de entrada dijo, “¡Ah, los espíritus!, respetémoslos”. “¡Ah! un evento repentino e inexplicable en mi vida. P ej, se muere mi mejor amigo. Y bueno. La voluntad del señor”
DEL SEÑORRR?? QUE SEÑORR?? EL SEÑOR LAS PELOTAS. POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ PASAN LAS COSAS. Nadie va a encontrar las respuestas en este mundo??
¿Vamos acaso a coexistir con nuestra ignorancia por siempre? ¿Vamos a aceptar que las cosas son de un modo o de otro?
Lógico, cada uno tiene SU modo. SU visión. SU interpretación. El mío es este. Pero lo veo tan claro mi hermano. Lo veo tan claro.
F
I
N



De hecho acabo de buscar la definición de telepatía y dice: “Fenómeno que consiste en la transmisión o en la coincidencia de pensamientos entre personas, generalmente distantes entre sí, que se produce sin intervención de los sentidos o de agentes físicos conocidos.” Esto nos muestra claramente que ya está aceptado como algo que ocurre. Y a su vez buscando encontré que los científicos todavía no la aceptan abiertamente. Loco, ¿no?

Realidad

Soy el cambio que quiero ver en el mundo.
Constantemente me esfuerzo por ser otra cosa. Por no equivocarme. Es difícil no equivocarse. Lo intentamos hacer todos, pero no nos sale. ¿Por qué? Porque equivocándonos es como crecemos. Estoy cansado de los manuales de vida, y de los libros de autoayuda, por lo cual voy a intentar que este texto se aleje de eso.
Pienso que los manuales de autoayuda nos dan la pauta clara de cómo se resuelven las cosas. Es decir: NO LEYENDO VEINTEMIL MANUALES DE AUTOAYUDA (que aunque sorprenda, mucha gente lo hace), ya que después van a terminar creyendo que la solución la van a encontrar ahí, en esos libros, en esas personas que dicen tener las respuestas para vivir bien. La única respuesta para vivir bien la puede tener cada uno, y nadie más que uno mismo. Peeeeeeeeero (y acá viene el eterno “pero”) hay que entender de manera BIEN CLARA esto.
No es lo mismo que yo te diga, “che tenés que hacer esto, esto otro, ahora esto, después esto, después agarrá y proba esto, esto, esto y te juro que te vas a sentir joyaaaaaa”. A que yo te diga, “mirá, yo probé esto, esto, esto otro, esto de más acá, a mí me sirvió, VO FIJATE”.
Por eso soy el cambio que quiero ver en el mundo. Porque cuando cambio yo, y nada más que yo, obligo a los que están cerca mío a cambiar a mi manera.
Ahora bien, esto puede interpretarse como algo muy dictatorial, y está bueno tener bien en claro también por qué no lo es.
Dos puntos.
Si yo digo, ”todas las personas tienen que probar la nueva Clase de Meditación Yoga Mudga Siglo XXI, después de que la tomen, su vida va a cambiar, va a haber un antes y un después, todo será diferente”, estoy siendo dictatorial. Porque capaz el verdulero no necesita una clase de Yoga Mudga para darse cuenta de que su vida es una mierda. Capaz él necesita, una mujer que le diga, che no fumés tanto pucho, te vas a morir. O capaz necesita un proveedor que le diga, che leete este artículo, habla de cómo todas las verduras que vendés son transgénicas y estás haciendo mierda a todos tus clientes.
Tal vez el abogado necesita que una persona le diga muy allegada a él le diga, che la verdad que sos un garca, sólamente pensás en la plata y en vos mismo, ¿no te das cuenta que hay gente que se caga de hambre?
Entonces, el cambio va a venir de adentro. Y para eso, la mujer del verdulero tiene que haber dejado de fumar, el proveedor tiene que haber leído el artículo, y la persona allegada al abogado tiene que haberse dado cuenta que hay gente que pasa hambre.
Y entonces me van a decir aquellos que leen entre líneas: Cómo? pero tenés una ideología, estás apoyando a unas personas antes que a otras, estás siendo dictatorial al final.
Pero totalmente que tengo una ideología, y totalmente que apoyo a la gente que pasa hambre antes que a la gente que rebosa plata. TO-TAL-MENTE. No te quepa la menor duda.
Pero la verdad también es que no estoy siendo NADA dictatorial. Vos hacé lo que te haga sentir bien. Hacé lo que quieras con tu vida. A mí me hace sentir bien pensar que hay muchas cosas injustas en ésta vida y que voy a hacer mi mayor esfuerzo por cambiarlas. Empezando por mí.
Por eso, soy el cambio que quiero ver en el mundo.

Cojones

El otro día en la plaza me encontré una flor de plástico. Enseguida me acordé de la chica que había visto sentada en el banco. Vincha roja y las piernas mostrando un tatuaje de color.
Me dije: "Tengo que dársela. Si no se la doy, soy un cagón".
Entonces la rodee lo más disimuladamente que pude con la flor en la mano. Esperé el momento preciso, me acerqué sin dudar, la miré a los ojos sin decirle nada, y se la di.
"Aaw graaacias", me dijo.
"De nada", le dije yo.
Era cierto, no me había costado nada. La encontré en el piso.
Cuando me alejé me sentía triunfador.
No había hecho nada, y había hecho todo. Estaba feliz.

Lo que es, es.

Pienso en nosotros mismos como humanidad. Pienso en lo que fuimos, en lo que somos y en lo que vamos a ser. Todos los cambios que se produjeron en el mundo. Positivos y negativos, pero que se pueden ver muy fácilmente, si tan solo se quieren mirar, con los ojos abiertos. No negar las cosas que -ya está-, son así.
Hoy en día este mundo funciona con el sistema capitalista. ¿Qué resultado da el sistema capitalista? El acumulamiento de poder en unos pocos, el manejo del conocimiento, del dinero, el manejo de la información. ¿Por qué el saber no se comparte? Porque hay fuerzas más grandes que (valga la redundancia) se esfuerzan en ocultarlo.
Si yo sé que hay gente pobre alrededor mío, me voy a sentir mal, incómodo, mal conmigo mismo, y mal con los demás. Nadie hace nada. Entonces es mucho más fácil ser ignorante. Cerrar los ojos, no ver. Hacer como si no existiera. Hacer como si la pobreza, el hambre, la locura, la violencia, la bronca, la ira, el odio, el miedo; fueran algo ajeno a nosotros mismos. Como si nosotros mismos no lo generásemos todo el tiempo. Pero sí, lo generamos. Lo hacemos, todo el tiempo. Y muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta.
Es mucho más fácil ser ignorante. La verdad incomoda. La verdad molesta. Pero existe. La verdad existe. Por lo menos existe para aquellos que la buscan, que la quieren ver. Hay una verdad muy real, casi absoluta, casi innegable, y es la que nos muestra como están las cosas hoy en día. Y cómo somos nosotros como seres humanos. Como personas. Como individuos y como sociedad. Esto nos lleva a algunas verdades de las cuales va a ser difícil encontrar contradicción (si aparece mejor, pues de esa manera crecerán, retransformándose):

El manejo de poder para el beneficio de unos pocos hace inevitablemente daño a otros muchos. 1era verdad innegable.

El conocimiento es una herramienta fundamental para desenvolvernos en esta vida, y si yo no educo, si yo no enseño, si yo no insto a que todas las personas sean críticas a todo lo que las rodea, a que se cuestionen todas las cosas que les acontecen en cada momento; no voy a estar buscando más que obediencia absoluta. 2da verdad innegable.

El mundo se está acercando a un objeto residual de nuestra propia existencia, y el daño que el ocasionamos, avanza al mismo tiempo que nos damos cuenta del mismo. 3ra verdad innegable.

El avance tecnológico, científico, la investigación, el conocimiento del mundo, el cuestionamiento y la búsqueda por verdades corroboradas por lo empírico y la ciencia, nos lleva a un crecimiento que pareciera moverse por sí solo y del cual somos ajenos gran parte de la población mundial, ya que lógicamente, se presta al servicio del sistema, al mismo tiempo que de la humanidad. 4ta verdad innegable.

Los valores positivos, el amor, el respeto, la solidaridad, la empatía, generan cambios positivos a nuestra realidad tanto siendo practicados como individuos o como sociedad. Por el contrario las actitudes negativas, miedo, bronca, ira, venganza, egoísmo, individualismo, son contagiosos en nuestro medio externo y repercuten de manera negativa a nuestros pares y a nuestra sociedad. Sin embargo ambos sentimientos conviven en cada persona humana, viéndose manifestados a veces de manera evidente unos o los otros, pero formando parte todos en su conjunto del individuo. 5ta verdad innegable.

Habiendo intentado acercarse a estas verdades innegables podemos llegar a la conclusión de que hay cosas que son estáticas e intrínsecas a nuestra propia existencia. Estando estas cosas, se podría deducir que algunos cambios se producen de manera paulatina pero apuntando siempre al mismo resultado, por la sola esencia del ser humano. Lo que es, es.

Valorar

Valoro este mundo, esta vida, que toma forma.
Valoro el infinito, valoro conocer.
Valoro ser un cuerpo que no tiene direcciones.
Valoro poder en la duda a veces, quizás, tal vez, aparecer.
Valoro todo lo que conozco como bueno y como puro.
Los amaneceres, los árboles, las montañas, el ocaso.
Los ríos, las estrellas, el horizonte, las nubes.
Los pájaros, las ballenas, los linces y las liebres.
Valoro a la humanidad, con sus errores sus defectos.
Valoro porque seguimos, siempre seguimos y no dejamos de avanzar.
Valoro que conozcamos las respuestas inmediatas,
y valoro que desconozcamos todo aquello que no se puede palpar.
La muerte, el inconsciente, lo insondable, el infinito.
Valoro que algunos hayan encontrado su verdad.
Valoro también que no hay verdades absolutas,
valoro equivocarse, valoro amarse, valoro aprender.
Valoro en esta vida que las presiones no nos dejen ser.
Ellas nos reprimen a tal punto que a veces enloquecemos.
Pero en la locura, por fin podemos vivir.
Valoro tener conciencia de lo malo, de lo erróneo.
Valoro tener molestias, me obligan a seguir.
Valoro tener miedo, me ayuda a estar despierto.
Valoro ser inseguro muchas veces, muchas tantas,
al menos busco todo, no hallo nada, y vuelvo a buscar.
Valoro porque buscar me ayuda a definirme.
Finalmente me conozco, no muchos lo pueden decir.
Valoro tener puertas adelante y atrás.
Valoro que pasado ya pisó, que futuro se vendrá,
y que nada nada nada nunca lo va a cambiar.
Valoro que presente que se me aparece a veces,
que hermoso, qué hermoso, ¿qué hermoso?
Hermoso tener vida, tener muerte, hermoso existir.
Hermoso atravesar, hermoso equivocar.
Hermoso estar vivo, seguir aprendiendo.
Hermoso despedirse, siempre hay un reencuentro.
Hermoso estar vivo, hermoso respirar.

Qué hacer con el quehacer

“Quien mucho abarca poco aprieta”, me dijo La Motocicleta.
“Nada ata el que nada amarra”, me avisó La Guitarra.
“En mí confiá, no tengas duda” susurró La Partitura.
“No hay mejor verde que la lechuga”, opinó La Carne Cruda.
“El universo está en tu mente”, dijo un Astrónomo.
“El universo está en tus manos”, dijo un Astrólogo.
“El universo está en tu alma”, dijo El Creyente.
“¡Es una anáfora!”, chistó La Lingüista.
“¡Viva Perón!”, dijo El Peronista.
“¡Viva Nestór!”, dijo El Kirchnerista.
“¡Viva Macrí!”, dijo El Macrista.
“¡Viva Pelé!”, dijo El Futbolista.
“¡¡¡Déjenme viviiiiiiir!!!, rogué Yo.
“Aún no te moriste”, recordó La Muerte.
“Tiene razón”, me dijo La Razón.