viernes, 14 de marzo de 2014

Tengo

Tengo una linda habitación, la cual siempre que sale el Sol se ilumina de mil colores, que se desprenden de las cortinas, las plantas y los dibujos que tengo. Tengo una guitarra, que me susurra caricias desde sus cuerdas delgadas y tengo también un charango y una carta de amor. Tengo mucha música para escuchar y buenos parlantes para hacerlo; tengo una calle, que si salgo a ella me lleva a todas partes.
Tengo transporte, para cuando quiero viajar, y tengo los mapas en mi cabeza, las combinaciones adecuadas y los auriculares para no aburrirme.
Tengo mis amados libros, uno tras otro, acomodados en la biblioteca, en un orden que solo yo entiendo. Tengo dibujos y pinturas, poesías y cuentos, y alguna que otra melodía inconclusa. Tengo un mate que me acompañó en todos mis viajes y una cámara que guarda recuerdos.
Tengo eso, tengo recuerdos, de muchas cosas, muy buenos; de pocas cosas, muy malos. Tengo recuerdos leves, y recuerdos coloreados, redondos y abstractos. Tengo bellos amigos encontrados en el camino, casualmente, que quizás nunca vuelva a ver, pero están en mis recuerdos y los puedo evocar siempre que yo quiera. Tengo mi arte, que trato de expresar, y tengo mi locura que me hace alucinar. Tengo ideas y tengo ganas, tengo juventud y si no la tuviera, no me haría falta. Tengo un termo que hace que el agua no se enfríe y como si fuera poco tengo un calefactor que me calienta la casa para que a la noche duerma bien.
Tengo dos padres, que me aman y que yo amo, que son bellos y nunca me faltan. Tengo una perra, que bosteza y sonríe, quizás sin saberlo, o quizás dándose cuenta. Tengo una casa en las montañas y un lago a cinco cuadras. Tengo mis amigos, que son como hermanos, que me hacen reír y me hacen pensar, me hacen feliz y también me hacen extrañar. Tengo una amiga que es mamá de una niña, ojos de inmensidad. Tengo un amigo que habla a través de la música, y la música habla a través de él. Tengo un compañero, que nunca pierde una discusión y es tan perfecta su labia que te puede hacer discutir con vos mismo. Tengo una amiga que siempre está aunque poco la vea y mucho la quiera. Y más, tengo más. Un camarada que es mezcla ingeniero con inventor y sus delirios siempre me hacen sonreír. Otro que es tranquilo y está siempre de buen humor, siempre bien dispuesto a festejar, porque sabe que la vida poco sería sin esa bella expresión. Más amigas: una escribe tanta belleza en el papel, que me puede conmover; otra es divertida y serena; hay una más, que con su perfecta simpleza es feliz, sea cual sea la tormenta. Otro amigo, que ama el impulso, y se deja llevar por su loco instinto. Está el hermano que de pequeño compartió todo un sendero hasta que se bifurcó, mas luego se volvió a cruzar y ya no se separó.
Tengo primos, tengo abuelas. Y abuelos, que ya partieron. Tengo tías y tengo lápices para dibujarles sonrisas cuando es necesario. Tengo mi desodorante, para que los olores no me ganen; tengo la ducha para cuando ya ni los perfumes me ayudan. Tengo humor.
Tengo una heladera, que tiene comida y tiene bebida. Tengo amor, e imaginación, tengo memoria y tengo algo que bulle en mí, indómito. Tengo ídolos y tengo sillones, donde duermo mis horas de siesta. Tengo horarios apretados y ganas de verte; tengo la risa a flor de piel.
Tengo ojos que son marrones y tengo dientes que muerden bien. Y mis labios nada tienen que envidarle a ningunos, lo mismo que mi piel. Tengo suspiros, serenidad y sueño. Tengo uñas y tengo pies. Yo camino cuando quiero, y me detengo así me ves. Tengo el delirio y la filosofía, y tengo con quién hablar de ellos. Tengo mucho que puedo compartir y tengo muchos con quienes hacerlo. Tengo planes y caricias, amores que fueron, y amores que serán. Tengo palabras que imaginé y nunca dije, y tengo ganas de saber.
Tengo vida y la amo, tengo sol que me despierta, tengo luna que es de plata. No solo eso, también tengo estrellas que contar, y aunque nunca termino, mejor así, porque si algún día acabara, moriría el juego.
Tengo estrategias y tácticas, ideas y críticas, tengo defectos. Tengo oscuridad y tengo vergüenzas, he acumulado errores a diestra y a siniestra. Me rehíce, porque, además, tengo voluntad. Tengo ejemplos y referentes: tengo posibilidad de recurrir a ellos.
Tengo dioses de todos los colores, de todos los mundos y de todas las edades. Tengo profesores y tengo arena, tallos de pastos y hojas de hierbas. Tengo una poesía escrita en la pared con tinta que lloré alguna que otra vez. Tengo un lápiz que encontré en las vías del tren, que dibuja lo que le pido sin más que un poco de papel, y aunque no parezca cierto, tengo un loco animal mitológico que me dicta su saber y que me imbuye de su historia para que yo pueda verter en otros lados la gran comunión del antes con el después. Y tengo tantas, tantas cosas, que poco sentido tendría enumerarlas todas. Pero más que nada, tengo conciencia de lo que tengo y entonces revalorizo todo lo que veo y lo entiendo, lo comprendo, y en mi insondable interior lo siento. Y ahora que lo veo, ahora que lo pienso, tengo ganas de sonreír sin importar jamás el devenir.  

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