martes, 27 de agosto de 2013

Voy a ver si puedo correr*

Tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie. Quiero aprender a volar. No dejen que deje de volar. Quiero poder elevarme. Tengo, amo, debo, necesito aprender a volar. Mi panza es una reja que filtra las penas hechas nudo, las amasija y pesa toneladas: y quiero volar. Quiero despegar, quiero que las caras se asombren, se perfilen, se asusten. Que los gritos sean llamados a otros vientos, que la brisa se ría de la lluvia en nuestras caras y que la espuma nos hinche de placer. Quiero aprender a volar entre tanto caminante, tanto traseunte, tanto hombre olvidadizo de volar, de salir volando como un loco, como un violinista, como una guirnalda, como un duende que regresa, que nuca calla, él solo se desprende y sólo se asemeja a las guirnaldas, que en Fa sostenido menor te escupen todo su cifrado en las mejillas. No tengo el respiro, no lo necesito, solamente me pesan los hilos de los nombres, los que suenan como mi guitarra. Para poder aprender a volar he de tener más tiempo, aprender a ser luz entre tanta gente detrás. Y digo detrás porque las sombras confunden cuando desde frente no brotan. Solo el aire que me eleva, el de las plumas ligeras, el de la azul suavidad, el que se abrió y tiene corazón y de lata y mantel y guiños de verdad. El aire me eleva y yo aprendo a volar entre esta gente de pie, que solo se adormece. Y es que nunca callo, solo me desprendo y soy igual a esas guirnaldas.

*basado en la letra 'Canción para los días de la vida' (L. A. Spinetta)

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