domingo, 24 de enero de 2016

Sedrev y Siriocra

Espero el encuentro de mi ser.
Camino por entre las sábanas desalmadas.
Nutro mis pies, nutro mis piernas.
Soy un campo descubierto en el que subyacen todas las preguntas retóricas.

Soy un vuelco que se emana del centro mismo de la tierra.
Canto mil cantos e invento los demás,
aquellos que nunca se oyeron,
que nunca se pronunciaron en la faz de la galaxia.

Hay una luciérnaga que tira sombra, un baúl lleno de luz.
Hay una ballena microscópica, hay una hormiga que es un monte.
Hay un fractal que nunca para: busco aquí, busco allá,
nado aquí, nada por allá,
pero en mi casa hay un cuadro con una casa que tiene un cuadro
con una casa que tiene un cuadro con una casa.

Y hay más,
nunca les conté a los lémures que no sabía su lenguaje.
Los centauros me tienen miedo,
yo soy aire que quema la garganta.
Pero mi agua me acaricia y aquellos lémures ahora me entienden.
No es con señas, no es con palabras, no es con guiños ni nada palpable.
Es con sentimientos, es con intuiciones. Así me comunico con mis sueños.
Así dejo el señuelo a mis ráfagas matutinas.

Les rujo a los soles que se creen que me abrasan.
Lo hago como un juego: ellos en realidad son compañeros.
Uno a uno me preguntan cosas.
Yo me hago el que sé las respuestas y me escapo al trote por el bosque.

Las raíces juegan a ser salamandras,
con ventosas me arman una suela húmeda.
Ahora corro por la laguna y puedo saltar en cada capa mínima
que delimita el agua del oxígeno.

Un níquel es escupido por un sauce y cae a lo profundo de este charco,
tirando sus destellos luminantes entre mis costillas.
Qué hermoso y qué tentador. No puedo parar de mirarlo.
Ya está: me sumerjo, me acerco a él e intento agarrarlo.
Pero mi mano se ha vuelto transparente y nada palpa, nada ase.

Creo que me puedo meter en aquel maite,
así de sus raíces nado por entre los fósiles de un iguanodonte
y sigo hasta el magma para ver si allí hay alguien
que me pueda decir en dónde se hallan todas las cosas
que se piensan y se borran.

Mi níquel traza un tatuaje de dragones

y misterios que nadie nunca intuirá, que nunca nada dirá.

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