¡Patrañas!, exclamó. El cuervo no es azul, ¡todos sabemos que siempre fue violeta!
¿Y la Nicasio Oroño? Allí, allí, unos metritos más pa'delante. Gracias, gracias. No, no hay de qué. No, no, gracias deveritas, deveritas. No, no hay de qué, maldito engendro. ¡¡Muereeeee!! Ratatatatatatatatataaaa!!
-huu (soplido).
La tarea está realizada, Johny.
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