Resulta que podrías haber sido la mar
y te dio miedo. Vos, vigoroso y pedante, dijiste ser la Revolución
de los cuerpos desnudos y sos el trapo viejo de la lavandería. Un
recuerdo hermoso y oxidado de ego. Resulta, ahora, que sólo fuiste
una pieza descuajeringada, un engranaje de dientes mellados que gira
en falso. Mira vos, tan gigante y eterno que te hacías ver, ahora
sos una pasa de uva llena de nada, vacía de todo. De todo lo que
decías estar lleno, lo cual es aún más terrible.
Resulta que
decías ser el sol y ni siquiera soportabas el más mínimo roce de
ninguno de sus rayos. Asombroso. Resulta que vos, maestro del
aparentar, genio del artificio, decías ser yo, y yo no puedo ni
reconocerme en ese espejo resquebrajado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario