miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Y qué?

Subsumidos en los silencios
que dictaban / las partituras
mis tímpanos / acudieron
entregados
al suicidio en masa de la obscuridad compartida
plena de vos,
la sal de mis tímpanos
(que no se agrietan si se agitan)
sólo transcurre / quedamente;
al final de cuentas, ¿qué más da?
Si lo intrínseco de todos modos, nos gobierna.
Si no lo explico, ¿y qué? / lo enrojecido de mi sed
me abre puertas incongruentes
el delirio místico me ensorbece
y el rechinar solo demuestra / con una brillante parsimonia
(que huele a viejo)
lo oxidado que está el gozne / simplifiquemos:
no toquemos otros temas,
pudrámonos delicadamente / en el infinito.
El infinito.
Si total, la vida es así hermosa
con sal / o sin ella / en mis tímpanos
o en mis ojos:
con forma de lágrima /
o de amor-odio
¿Y qué? Si al fin y al cabo, lo circular y recíproco /
lo simbólico y violento / lo subyacente y velado
es lo que menos apreciás,
lo que más apostaste:
disparidad energética / de entes, salpicados


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